En ciertas expresiones artísticas, especialmente en el terreno musical, siempre he valorado los excesos, la extravagancia y el barroquismo. En otras, sin embargo, soy partidario de la máxima “menos es más”. Me refiero concretamente a la publicidad o al diseño gráfico.
Llevando este asunto al cine, creo que el tráiler y el póster de una película son sus mejores cartas de presentación. El primero, aunque puede despistarnos en su afán por seducirnos, es el que mejor trasmite la esencia de la obra. El cartel, sin embargo, no causa el mismo efecto por muchas fotos o frames que muestre de la misma.
La sencillez y la personalidad no están reñidas con la originalidad y el impacto. Carteles con las caras de los protagonistas de la peli, con imágenes de diferentes escenas tras ellos o los típicos con fondo blanco de las comedias están más que vistos. Si bien logran venderte directamente género de la película, muchas veces parece que anuncian algo que ya has visto. No se quedan en la retina y nunca pasarán a adornar las paredes de los fetichistas.
Por esta razón me quedo prendado de esos carteles sencillos, q explotan algún elemento clave del universo, la historia o los personajes de una película y lo convierten en una especie de marca o firma. Esos que ya te están ofreciendo algo especial y diferente antes de que compres la entrada en el cine.
Warhol decía que "el arte comercial es mejor que el arte por el arte" y, hoy por hoy, el arte es una mercancía que en muchas ocasiones entra por los ojos antes de disfrutarla, como cualquier otro producto de un supermercado. Por eso creo que el cartel de una película, especialmente en aquellas que no están firmadas por grandes directores, es esencial a la hora de llegar al público.
Eso sí, todos sabemos que la brillantez de un póster no tiene por qué corresponderse con la del film (buena idea para un post futuro).
Warhol decía que "el arte comercial es mejor que el arte por el arte" y, hoy por hoy, el arte es una mercancía que en muchas ocasiones entra por los ojos antes de disfrutarla, como cualquier otro producto de un supermercado. Por eso creo que el cartel de una película, especialmente en aquellas que no están firmadas por grandes directores, es esencial a la hora de llegar al público.
Eso sí, todos sabemos que la brillantez de un póster no tiene por qué corresponderse con la del film (buena idea para un post futuro).
A continuación puedes ver una serie de carteles minimalistas de algunas de las películas más famosas de la historia, diseñados por diferentes artistas y fans.
Black Swan (Cisne Negro) - 2010
Titanic - 1997
The Godfather (El Padrino) - 1972
The Truman Show - 1998
Black Swan (Cisne Negro) - 2010
Titanic - 1997
The Godfather (El Padrino) - 1972
The Truman Show - 1998
Psycho (Psicosis) - 1960
Hace un año publicamos otra serie de versiones carteles de películas de Hitchcock, Tarantino y Tim Burton.
¿Cuál es tu favorito? ¿Qué póster te gustaría ver versionado?
Muy pronto podrás ver más en El Fan Terrible.